Las chicas merecen un capítulo aparte. Se juntaron antes y armaron sus personajes: La Notera y la Entrenadora. Nos recibieron y dieron comienzo al festival. Contaron que, aunque no pareciera, ésto era la presentación de dos libros y comenzamos la entrada en calor. La Notera trataba de dar pie con bola y la Entrenadora pretendía que coordináramos. Las carcajadas comenzaron a adherirse e las paredes del salón donde ya éramos más de ciento cincuenta almitas. Un amor, las chicas.
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